¿Por qué participar en la iniciación tántrica del Buda de la medicina?

Desde que empecé este camino espiritual, sin saber muy bien qué es lo que iba buscando, me ha llamado la atención el Buda de la Medicina. Para empezar porque parecía que no tenía nombre, como Avalokiteshvara o Manjushri, y por otro lado, porque ese deseo de sanar a los demás creo que siempre lo he tenido. Es un deseo que se muestra de forma muy sencilla multitud de veces al ofrecer comida a los demás, o ropa, o alivio o un consejo… Me resultaba muy misterioso ese Buda azul, tan humilde y desconocido que ni siquiera tenía un nombre propio.

Sin embargo, aunque era una iniciación que deseaba y que por varias veces tuve cerca, siempre se me escapaba y no la conseguía realizar.
Ahora, gracias a alguna de las bondades que nos ha traído la pandemia, he tenido la posibilidad de realizar las iniciaciones online, saltándonos las barreras espaciales y temporales que tan imperiosas han sido antes.

Pero este año me he puesto bien las botas y ¡he tomado la iniciación del Buda de la Medicina hasta tres veces! y no me canso, ¿sabéis por qué? Porque en el día a día, a pesar de mis intenciones más puras, y a pesar de las instrucciones recibidas, en mi día sigue habiendo muchos momentos en los que el otro me incomoda, me molesta, me estorba y me entorpece mis deseos más nimios. Y todo el poder recibido se me escapa de las manos como agua entre los dedos.

Aunque en mis meditaciones quisiera llevarlos a todos a la felicidad suprema, en mi día a día no son pocas las veces en los que mis actos no se corresponden con tal deseo. Así que no es suficiente. No es suficiente con recibir las iniciaciones una y otra vez y recibir sus instrucciones una y mil veces, porque el camino para convertir tu imaginación, esa imaginación poderosa en la que sanas a todo el mundo, en tu auténtico deseo, es un camino largo en el que el mayor obstáculo es uno mismo.

Arantxa, estudiante del Programa Fundamental del KMC de Sevilla

Habitualmente nos identificamos con equipos de fútbol, partidos políticos, una profesión o cualquier hobbie, de modo que vemos al resto de personas muy distintas a nosotros, al no buscar con sabiduría solo podemos ver los “disfraces” con los que nos identificamos e identificamos a los demás y nos vemos muy distintos y desconectados.

…al no buscar con sabiduría solo podemos ver los “disfraces” con los que nos identificamos …

Ahora imagina… ¿qué pasa cuando nos encontramos a alguien que es de nuestro mismo equipo? Automáticamente generamos un sentimiento cálido, de cercanía, como si llegaras a un refugio donde sabes que te van a cuidar y te van a comprender, solo por el mero hecho de pertenecer a algo común, no importa el resto de cuestiones (a quien votes, que profesión tengas….) solo importa que es de nuestro equipo.
Si buscamos con sabiduría podemos llegar a la conclusión de que todos pertenecemos al mismo equipo, no solo abarcando a todos los seres humanos sino a cualquier ser sintiente, todos sin excepción compartimos un mismo anhelo que nos une, el deseo de ser felices y no sufrir. Esta preciosa sabiduría nos convierte a todos del mismo equipo. Bajo este prisma –si lo llevamos al corazón– cuando veamos a los demás, todo será distinto, igual que el aficionado se siente reconfortado al ver a alguien de su equipo, nosotros tenemos la fortuna de sentir lo mismo con cualquier ser sintiente.

…todos sin excepción compartimos un mismo anhelo que nos une, el deseo de ser felices y no sufrir.

No es cuestión de magia, ni algo que nos cae del cielo porque sí, debemos cultivar nuestra mente para adquirir unas realizaciones espirituales, un trabajo que sin duda traerá grandes beneficios. En este caso debemos cultivar esta la realización de igualarnos con los demás, en esto no estamos solos; tenemos a nuestro alcance la sabiduría de Buda a través de sus libros, centros, maestros, compañeros de la Sangha. Este equipo, allanará el camino para mejorar nuestra práctica de meditación, cultivar paz mental y lograr buena salud y bienestar. Como dice el venerable Gueshe Kelsang Gyatso:

«Si meditamos de manera correcta en igualarnos uno mismo con los demás, podremos sustituir nuestra estimación propia por la actitud altruista de estimar a los demás. Entonces generaremos la preciosa mente de bodhichita y alcanzaremos la iluminación con rapidez.»

Gueshe Kelsang Gyatso, Tesoro de Contemplación p.329

E.Y., alumno del PF de Sevilla