¿Por qué participar en la iniciación tántrica del Buda de la medicina?
Desde que empecé este camino espiritual, sin saber muy bien qué es lo que iba buscando, me ha llamado la atención el Buda de la Medicina. Para empezar porque parecía que no tenía nombre, como Avalokiteshvara o Manjushri, y por otro lado, porque ese deseo de sanar a los demás creo que siempre lo he tenido. Es un deseo que se muestra de forma muy sencilla multitud de veces al ofrecer comida a los demás, o ropa, o alivio o un consejo… Me resultaba muy misterioso ese Buda azul, tan humilde y desconocido que ni siquiera tenía un nombre propio.
Sin embargo, aunque era una iniciación que deseaba y que por varias veces tuve cerca, siempre se me escapaba y no la conseguía realizar.
Ahora, gracias a alguna de las bondades que nos ha traído la pandemia, he tenido la posibilidad de realizar las iniciaciones online, saltándonos las barreras espaciales y temporales que tan imperiosas han sido antes.
Pero este año me he puesto bien las botas y ¡he tomado la iniciación del Buda de la Medicina hasta tres veces! y no me canso, ¿sabéis por qué? Porque en el día a día, a pesar de mis intenciones más puras, y a pesar de las instrucciones recibidas, en mi día sigue habiendo muchos momentos en los que el otro me incomoda, me molesta, me estorba y me entorpece mis deseos más nimios. Y todo el poder recibido se me escapa de las manos como agua entre los dedos.
Aunque en mis meditaciones quisiera llevarlos a todos a la felicidad suprema, en mi día a día no son pocas las veces en los que mis actos no se corresponden con tal deseo. Así que no es suficiente. No es suficiente con recibir las iniciaciones una y otra vez y recibir sus instrucciones una y mil veces, porque el camino para convertir tu imaginación, esa imaginación poderosa en la que sanas a todo el mundo, en tu auténtico deseo, es un camino largo en el que el mayor obstáculo es uno mismo.
Arantxa, estudiante del Programa Fundamental del KMC de Sevilla